Un cuello para besar con chupón
o para asfixiarte.
Un lápiz para dibujar
o para pinchar al compañero de adelante.
Un tenedor para comer
o para rascarse la espalda donde no llegamos.
Desde las opciones más extremas
un infinito de posibilidades.
Yo, ¿para qué?
Sinatra para cantar.
Woody para reir.
Paris para amar.
¿Yo para qué?
Una zanahoria para la buena vista.
Una pupila para dilatar
o para ser obediente en un colegio estricto,
para lucir su yamper o jumper.
Un ojo para relojear a alguien
o para esquivarle la mirada.
Un ajo para hacer provenzal.
¿Yo para qué?
Cada cual cumple su función
en un mundo que determina
un orden predeterminado
que no termina de
que no se sabe cuándo empezó a
ni para qué.
¿
Es que existe realmente
un único destino para cada persona,
una única utilidad para cada cosa
?
No,
para nada.
y seguramente, uno de tus usos, tus destinos, sea compartir con el mundo las cosas que pensas, y volcarlas tan originalmente en un espacio virtual. y te juro que lo hace muy bien.
ResponderEliminar¡Vos para todo lo que quieras!
ResponderEliminar¡vos para que todo eso valga!
paris no ama sola
los tenedores no pinchan la nada
los ojos anda seduciendo solos
detrás de todo: estas vos ejecuntando la acción
vos haciendo lo que vos quieras
no existe destino, existe función para las cosas,
pero son funcionales a vos, a las personas.